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El Daredevil de Waid: Rescatando a Matt Murdock

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Matt Murdock siempre ha tenido una vida bastante complicada, dura y llena de tragedias. Desde la etapa de Frank Miller, todos los autores que se han encargado de guiar la vida del abogado sin miedo de la Cocina del Infierno han ido haciéndole pasar por todo tipo de pruebas, siguiendo el éxito de aquella etapa hoy ya clásica (no siempre de forma exitosa). Últimamente, desde el relanzamiento de su serie en 1998, Matt no lo ha tenido fácil “gracias” a  Kevin Smith, David Mack, Brian Michael Bendis, Ed Brubaker y Andy Diggle, nada fácil. Pero con el comienzo del volumen 3 de la colección en los EE.UU, llegó un autor que decidió que todo no podía ser tan negro todo el tiempo, llegó con ideas nuevas, con nuevos enfoques a ideas viejas y, o por lo menos eso es algo que se transmite en el tomo que nos ocupa, muchas ganas e ilusión. Ese autor es Mark Waid, no un novato, no una revelación, pero sí un guionista que, en sus mejores momentos, nos ha dado muy buenos cómics y que aquí hace algo que muchos no esperaban y que ha hecho que a la colección le lluevan los premios (aunque algunos de ellos han sido por el dibujo, del que luego hablaremos).

Y es que no es necesario estar continuamente destrozando la vida personal del protagonista, haciéndole sufrir, poniéndole en las situaciones más extremas, para hacer un cómic entretenido, que presenta aventuras que interesan, enganchan y estén llenas de emoción. No hace falta el drama más extremo para crear emoción, y este tomo lo demuestra. Waid decide afrontar sus 6 primeros números en la colección mezclando elementos nuevos y viejos, con dos arcos argumentales de lo más interesantes, que son los que podréis disfrutar en este tomo, ambos mezclando perfectamente las facetas legal y superheroica del personaje, con dos casos que llegan a la firma y que terminan teniendo más complicaciones de las que parecía en un principio. Durante estos números asistiremos al encuentro del protagonista con varios villanos (los cuales, por cierto, son en varios casos elecciones estupendas para esta colección), héroes y organizaciones ya establecidas del universo Marvel, y con un tono lleno de intriga, acción y momentos geniales, pero con mucho más humor que de costumbre, con una ligereza puntual que corta con el drama y que se agradece enormemente (ejemplos claros, los tenemos en el comienzo e historia de complemento del primer número): la tendencia de muchos autores en los últimos años a dejar que la oscuridad y el realismo se apoderen de toda la historia sin ninguna licencia a la “comedia” y la chispa, es una de las peores enfermedades del cómic de superhéores en la última década, en mi opinión, y algo que, en más de una ocasión lo que consigue es hacer que el género se vea dañado: tomarse en serio no es lo mismo que hacer que todo sea un drama “realista” (o “con pretensiones realistas”).

Así pues, tenemos un guionista decidido a hacer una colección que avance, que trascienda, por fin, el tono catastrofista de las última etapas pero que, al mismo tiempo, no ignora lo que le ha pasado al personaje últimamente, ni su pertenencia a un universo mucho más grande que él mismo. Conseguir el balance entre ignorar el pasado y vivir encadenado a él, es complicado, y tanto Matt como Mark, parecen dispuesto a caminar por esa fina línea mientras sean capaces de verla.Pero, ya lo comentaba en la introducción, si la colección se ha llevado tantos premios no ha sido sólo por los guiones, sino más bien por el perfecto matrimonio de éstos con el dibujo y por los méritos propios del segundo por sí mismo. En este tomo nos encontramos con dos dibujantes bastante diferentes pero perfectamente compatibles y complementarios que dibujan 3 números cada uno y que sacan, en cada uno de ellos, lo mejor de sus manos y su habilidad única para interpretar la narración. Por un lado tenemos a Paolo Rivera, que se encarga de los 3 primeros números (exceptuando la historia de complemento del primer número) y se divierte con los poderes del protagonista y los villanos que le tocan, pero en el mejor sentido, intentando ir un paso más allá de lo habitual y, además, narrando de forma perfecta. Le pondría peros a algunas de sus escenas de personajes hablando y algunas de sus caras y expresiones faciales, pero el resto me parece la clase de dibujo que te hace querer seguir adelante. Y, por otro lado, tenemos al español Marcos Martín, que realiza un trabajo sólido y atractivo en el que también se divierte jugando, pero más que con los poderes del protagonista o sus contrincantes, con el medio y la narración, tratando de aprovechar todos los elementos que hacen del cómic algo especial e irreproducible en otro medio. Un trabajo estupendo que, unido al de Rivera, hacen de este tomo, en mi opinión, uno de los más atractivos, gráficamente, que se verá en mucho tiempo.

Tanto si no conocéis a Daredevil (o sí lo conocéis pero nunca os atrajo demasiado), como si lo abandonasteis hace tiempo, este tomo es un gran ejemplo de cómo hacer un cómic de superhéores bien sin ceder a las tendencias y sin caer en lo mediocre y visto. Ahora, si estabais entusiasmados con la serie de catastróficas desdichas que era la vida de Matt Murdock, quizá no disfrutéis tanto de esta aproximación tan diferente. Aunque, quién sabe, los cómics buenos gustan, así que yo no perdería la oportunidad de disfrutar este tomo tan único en el que guión y dibujo brillan con luz propia y más aún unidos.

****½ (4.5/5)

100% Marvel. Daredevil: El Hombre sin Miedo 1 – La sonrisa del Diablo.
Panini. Libro con solapas. 144 páginas. 12 €.

El artículo El Daredevil de Waid: Rescatando a Matt Murdock apareció primero en GenComics.


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